Al margen

Sin Receta

Resulta paradójico que tras sintetizar en un manual la experiencia como editora, desde el oficio, así como la experiencia de enseñar el oficio, el resultado es que no hay una receta aplicable. Puede, claro está, evitar caminos sin salida o seguir sendas ya comprobadas, reducir el margen en la incertidumbre, resguardarse en lo clásico o en las tendencias, sin embargo, la experiencia contada no suple la experiencia vivida, y al mismo tiempo la experiencia no agota los problemas por venir, cada vez más complejos, evidentemente, desde el aluvión digital que ha cambiado radicalmente las reglas del juego. Ahora bien, por otro lado, me parece clave el lugar del editor como lector profesional, la mediación del editor ya no sólo pasa exclusivamente  por la selección y jerarquización, por la curaduría de contenidos, sino por el reconocimiento de la edición como un proceso de comunicación que enlaza autores, obras y lectores, es decir, localizar que el encuentro del autor con el lector debe establecer contratos de lectura, aunque éste no sea de todo explícito o no sea incluso del interés para el autor, sin embargo, el cambio para el editor es una obligación, anticipar la lectura de quién es el lector ideal del texto, interrogando a su vez, el texto mismo. Y en esta trama comunicacional quisiera también subrayar la idea de habilitar conversaciones, delimitando un campo temático o problemático, esta conversación articulada artesanalmente, por el saber hacer de los editores, la realiza hoy el algoritmo atravesando colecciones, editoriales, lenguas, autores, lectores. Podríamos interrogarnos en este sentido, si los algoritmos podrían alcanzar la intuición de los editores, aunque seguramente son los editores que pese al algoritmo puedan tomar decisiones que no se basen en criterios estadísticos, sino en apuestas culturales, que son siempre políticas. La diversidad de cada mano algorítmica del mercado, garantizan que se privilegien determinadas voces sobre otras, que de la sobre oferta sólo accedamos a ciertos títulos, autores y editoriales. Hay mucho camino por recorrer, incluso aquél que nos lleve a programar nuevos algoritmos.

 

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