Hipertexto

Camilo Ayala Ochoa

Camilo Ayala
Historiador, editor y escritor.
Fundador del Banco de Información de Historia Contemporánea del Colegio de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.
En la bibliósfera

Advierte Bernardo Jaramillo del CERLALC que, frente a la presencia de jugadores internacionales, América Latina debe prepararse mejor, esa exhortación trae consigo la idea de que existe una transición en curso y que no es posible permanecer inalterable, nada más cierto.

En 2003 de los títulos registrados en las agencias internacionales y nacionales de ISBN en Latinoamérica 4% eran libros electrónicos, en 2003 en las agencias nacionales de ISBN en Latinoamérica 4% eran libros electrónicos, en 2010 esa cifra fue de 8.6%, pero en 2011 llegó a 14.6% y en 2012 a 16.9%, sin embargo, más del 90% de los títulos corresponden a cuatro países, Brasil, Colombia, Argentina y México. El cambio tecnológico es parte de una revolución cultural que implica las formas de creación y comunicación de conocimiento y las expresiones artísticas, pudiera pensarse que como la disyuntiva planteada por Umberto Eco ante el libro electrónico se hayan conformado por lo menos dos grupos de editores de perspectiva contraria. Los apocalípticos, aquellos fatalistas que por lo menos una vez al día exclaman entre dientes “todo está consumado” y los integrados, los del club de la sonrisa eterna que dan la bienvenida a toda vuelta de página en su vida. Entre esos dos extremos habría varios matices, incluyendo los que vemos un mundo lleno de posibilidades en la bibliósfera digital, sobre todo en cuanto acceso al acervo histórico bibliográfico mundial y seguimos, atávicos que somos, atados a nuestras bibliotecas de tinta, papel y cartón. Sin embargo, muchos editores latinoamericanos no se han enterado o prefieren no ver que los manuscritos se entregan por correo electrónico, que la corrección de estilo se hace en pantalla, que los negativos y los catálogos impresos están en desuso, que periódico, revistas, libreros y bibliotecas se mudan al espacio digital. Algunos al escuchar las estadísticas de conversión tecnológica asumen la actitud de los tres monos sabios japoneses, no miran, no escuchan y no hablan, o en el mejor de los casos voltean al cielo confiando en su fortuna. Eso no es exclusivo de los latinoamericanos, se habla de globalidad, de la pérdida de fronteras, pero todo lo regula el geobloqueo.

Esto es que un lector peruano no puede comprar algunos libros en España a menos que esconda su dirección IP. En el mundo del libro, sobre todo en literatura, seguimos siendo localistas, hay autores que imponen los grandes sellos transnacionales, acaparan las mesas de novedades de librerías, algunos son de nosotros conocidos, Vargas Llosa, Isabel Allende, Paulo Cohelo, pero por debajo de esa estrategia, los autores latinoamericanos siguen siendo desconocidos para los lectores latinoamericanos. Somos una agregación de minorías y debemos asegurar buscar un valor a los valores que deben prevalecer dentro de la cadena editorial de América Latina, sin olvidar los contextos específicos, sólo así leyendo nuestra identidad podremos construir nuestro futuro.