Hipertexto

Camilo Ayala Ochoa

Camilo Ayala
Historiador, editor y escritor.
Fundador del Banco de Información de Historia Contemporánea del Colegio de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.
El acceso abierto no es gratis

El movimiento de acceso abierto es viejo. Descansa en el fundamento BBB por la declaración de Budapest (2002) que lo definió como la disposición gratuita en Internet de contenidos que se puedan buscar, enlazar, descargar, copiar, distribuir e imprimir; la declaración de Berlín (2003) que condiciona el acceso abierto al reconocimiento adecuado de la autoría y al uso de repositorios electrónicos con estándares técnicos aceptables; y la declaración de Bethesda (2003) que señala la oportunidad y la obligación de compartir resultados de investigación, ideas y descubrimientos. A esas declaraciones se han unido otras más.

Ernesto Pliego de la City University London de en las Humanidades 1.0 se decía “publica o perece”, en las humanidades 2.0 “promueve lo que publicas o perece” y en las humanidades 3.0 “promueve acceso abierto o perece”. 

Juan Pablo Alperin señala que las revistas académicas que no están en línea, prácticamente no existen. Según datos del Módulo de Lectura, en México 37% de la población lee revistas y de ellos 21% lee revistas especializadas que pueden ser de cacería o religión, lo mismo que de ingeniería o matemáticas. Si tomamos en cuenta que sólo 6% de los lectores de revistas leen en digital y que las revistas académicas mexicanas están en digital, tendremos que 0.46% es el universo lector que no crece, que se ha estancado. 

El Acceso Abierto se justifica como un servicio a los lectores, quienes son presentados como productores o copatrocinadores de la academia; pero han pasado los años y vemos que el acceso abierto sólo ha servido al sistema académico, a las mediciones sobre productividad de publicación y citación.

Gran parte de los recursos de las instituciones de educación superior se emplean en mantener y promover el acceso abierto. Porque, si bien no hay un costo para los lectores y que representa ganancias para los autores, no es gratis producir y mantener el acceso abierto. Sin embargo, debemos retornar a los orígenes y esforzarnos por crear lectores.

 

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