Hipertexto

Camilo Ayala Ochoa

Camilo Ayala
Historiador, editor y escritor.
Fundador del Banco de Información de Historia Contemporánea del Colegio de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.
Cautivar a los lectores

Dicen que los títulos y no las portadas de un libro son las que atrapan al lector, pero la portada es una buena invitación lectora. En librerías, mostradores, ferias, mesas de novedades, los lectores utilizamos no más allá de ocho segundos por título. Si alguno nos pica la curiosidad le daremos, en promedio, un minuto para que despierte una decisión de venta viendo la cuarta de forros, tiempo que, si el interés crece, podremos alargar para examinar las solapas e índices y solicitar precio. Indagar es un hábito lector.

Un lector profesional, un editor, examina materiales de distinta forma. Noahn Lukeman en Las cinco primeras páginas1, recomienda el filtro de ese número de páginas para saber si hay alguna calidad. Si el manuscrito pasa la prueba, Lukeman elige al azar otras cinco páginas, para abrirse a la posibilidad de leer el final y, después, toda la obra. Otros editores veteranos fijan su meta en las 50 fojas iniciales para saber si una obra vale la pena.

Pero, ¿qué pasa cuando se ofrecen contenidos a otras editoriales? Muchas ferias, como la FIL Guadalajara y la FILUni de la UNAM tienen, como describe Inés ter Horst, área de negocios. Es importante que a las reuniones asistan no tanto los especialistas en derechos de autor, sino quienes conocen perfectamente los contenidos, saben de sus virtudes y pueden exponerlos de manera seductora. Tenemos dos minutos para despertar el interés en un proyecto editorial, más o menos lo que dura el viaje en un elevador. Ese lapso se alargará dependiendo de las habilidades de negociación.

Un editor que espera a que lleguen las citas, preselecciona sin saber el perfil de sus interlocutores, sólo entrega un catálogo de derechos o listas de precio, no ofrece sus contenidos, ignora a sus autores, desconoce su tabulador de licencias y traducciones de obra, estará haciendo correr en balde el reloj.

Ofrecer derechos no es suscribir contratos, es propiciar encuentros con nuestros temas y autores, argumentar promesas, dibujar posibilidades y, a fin de cuentas, cautivar.

 

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1  Lukeman, N. (2010). The First Five Pages: A Writer’s Guide to Staying Out of the Rejection Pile. Oxford University Press, USA

 

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