Universidad de Coimbra: editorial con historia

La baronesa tenía a la modista siempre a su lado, para no verse obligada a buscarla cuando la necesitaba. Llegó la costurera, tomó la tela, tomó la aguja, tomó el hilo, introdujo el hilo de la aguja y empezó a coser.

Machado, J. M. (s.f.). Un Apólogo. Ciudadseva.com.

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