La puesta en página

Alejandro Tapia Mendoza

Alejandro Tapia
Licenciado en Ciencias de la Comunicación, Licenciado en Lengua y Literatura Hispánicas, Maestro en Gestión de Diseño, profesor, investigador y autor de textos académicos.
Profesor-investigador del Departamento de Teoría y Análisis de la División de Ciencias y Artes para el Diseño de la UAM-X.
La edición como arquitectura, conociendo a Gonzalo Gómez Palacio

Para todos los que nos interesamos en la escritura y la edición, no sé si tenemos claro que buena parte de los elementos que constituyen a esa invención que llamamos libro proviene de la arquitectura. Al parecer, si observamos la historia de este trascendental objeto que es el libro, veremos que la forma de las páginas y los volúmenes ha sido pensada a partir de su similar arquitectónico, intentando que las palabras y su disposición estén pensados para albergarnos como lectores. Para ello, los libros crearon su portal, establecieron sus columnas, abrieron ventanas, trazaron capitales y cornisas para dar énfasis y soporte a los textos.

El libro es entonces un dispositivo que genera una espacialidad para la escritura, y que nos propone un recorrido por sus pasillos y sus recintos, apelando a esa corporeidad humana que se mueve dentro de una construcción que ha sido calculada. Las páginas recuperan entonces la experiencia arquitectónica de una manera metafórica, pero es precisamente gracias a ello que los párrafos son vividos como cosas que, además de una voz, tienen un recinto que les da estructura a partir de sus propios cimientos. La entrevista a Gonzalo Gómez Palacio, arquitecto que ha trazado una obra significativa para la cultura mexicana, nos muestra de alguna forma el reencuentro entre esas dos actividades. Ya que habla de un libro que recopila y comenta sus principales proyectos, pero que a la vez ha sido elaborado arquitectónicamente al trazar sobre las páginas esas mismas intenciones como las que son elaborados los espacios en sus edificios.

La intención, como en su obra, es generar la vitabilidad a partir de los énfasis, de los claroscuros, del juego de las dimensiones, de la espacialidad y de las variaciones de luz en los recorridos. No es común que un editor permita a un arquitecto participar en el diseño de un libro con este criterio, pero la intención es pertinente, ya que entre el diseño editorial y la arquitectura existe una situación análoga, como la que existe también entre ellas y la música, por ejemplo. La entrevista sugiere así que Gómez Palacio juega aquí un doble papel como autor; primero, porque trata sobre los edificios que ha ido diseñando a lo largo del tiempo o sus variantes estilísticas y sus circunstancias históricas. Pero también, el arquitecto funge como autor en la propia disposición de editorial del material dispuesto en las páginas, algo que ha sido igualmente emocionante hacer para él ya que, como en la arquitectura, se da ahí un tratamiento sobre el humano y su travesía. 

Llama la atención particularmente y se trata de un arquitecto que no se ciñe a un estilo determinado, sino que es alguien que podría considerarse ecléctico porque más bien intenta entender los diferentes contextos y situaciones para encontrar la forma que mejor se adapta a esas circunstancias. Lo que es invariante, es que en cada una de ellas el tratamiento de lo humano es respetado, ya que cada recinto debe enriquecer al habitante a través de sus obras, en este sentido, Gómez Palacio es semejante también a un editor, alguien que busca la mejor forma para contenidos distintos donde las comunidades de usuarios puedan reconocerse, por ello esta entrevista resultará estimulante, pues nos recordará los vínculos estrechos que existen entre la arquitectura, la escritura, el diseño y la edición, al en lo que es muy importante pensar, sobre todo hoy que tendemos a separar en disciplinas distintas lo que es indisoluble en nuestras experiencias de todos los días.