Blanco y negro

La Casa del Tiempo editada por Bernardo Ruiz

Bernardo Ruiz, además de ser un escritor reconocido y un amante de la buena vida que jamás pierde el estilo, es uno de los editores más experimentados que han trabajado para la universidad.

Bernardo es también un promotor cultural del talento joven y editor independiente en sus ratos de ocio que son pocos. Con él comparto algunos gustos, como nuestra preferencia en el trabajo de libros literarios o de corte clásico, por encima de libros de otras temáticas, incidimos, comentamos, pero hay consejos. El trabajo que ha hecho Bernardo para la UAM denota una dedicación basada en un amplio conocimiento del proceso editorial en todas sus fases, incluida por supuesto la del lector. Los libros que edita, por lo menos los que a él le gusta editar son libros sobrios con tipografía muy bien escogida y dispuesta elegantemente sobre cajas que le dan libertad a la mirada penetrante del lector. Esta sobriedad también es muy visible en las portadas de sus libros de editor, que prescinden del escándalo al que son afectos muchos diseñadores a esos juegos de artificio que alejan al lector del libro. Bernardo Ruiz tiene además un juguete editorial que le ha dado prestigio a la Universidad Autónoma Metropolitana, la revista Casa del Tiempo, esta publicación que ha pasado por numerosas etapas, vive uno de sus mejores momentos con el trabajo profesional de Bernardo Ruiz, sus secciones fijas, el esqueleto monotemático que varía mes a mes, sin que por ello queden fuera otras colaboraciones de ameno interés, las aportaciones gráficas y la sección de artes plásticas a las que ha llevado a numerosos pintores y escultores le da un sólido prestigio a la revista Casa del Tiempo. Referente inmediato de revistas literarias y humanistas de nuestro complejo México contemporáneo, este juguete codiciado de Bernardo no lo convierte en un editor avaro, por el contrario, lo comparte lúdicamente con amigos, lectores y colaboradores. La apuesta retórica del trabajo editorial de Bernardo Ruiz está en el juego, o sea en el phatos y en la inteligente complicidad con los jugadores, es decir, colaboradores de calidad, sin importar su procedencia.

Porque Bernardo Ruiz sabe muy bien que sólo así la casa, esa que concebimos abierta al tiempo está en posibilidades de seguir ganando.

 

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