Al margen

El primer lector. Jugando con el último de lector de Piglia

Me gustó la idea del primer lector jugando con el último lector de Piglia. Quisiera subrayar tanto la Palabra de Daniela Kantor como de Daniel Roldán que ponen en Palabra de Ilustrado, este libro que resulta, digamos, una fuente de consulta ineludible para los que trabajan en el oficio y más allá de ello. Porque va que va más allá de las destrezas técnicas, creo que la conversación que Sofía tuvo con Daniel y Daniela en cierta medida ilumina, jugando con ilustración, lo que el resultado suele opacar. Nos fascina, digamos, la ilustración y sin embargo es el resultado final, pero es parte de un proceso mucho más complejo. Estos ilustradores nos ponen también en la pista de la ilustración como mediación e interlocución. Me parece una idea central fundamental porque estamos siempre lejos de pensar la ilustración como un espacio de conversación, de comunicación y el libro dialoga, por supuesto, con pre-textos, con textos por editar, con historias ya construidas por autores a quienes también tienen que interpretar y con los que dialogan permanentemente. Pero también con público imaginario, una suerte del lector ideal de Humberto Eco; a los cuales contar una historia, que no solo se compone de palabras, sino de la articulación de textos e imágenes. En ese sentido, la ilustración es mediación es un cierre directivo, pero también es comunicación. No es un mero complemento, me parece que esta idea que desarrollan ellos es algo que hay que subrayar, es parte constitutiva de la historia. Es por ello que no es gratuito el contrapunto entre Daniela que parece apostar por la fidelidad entre la ilustración y el texto y la de Daniel que, en cierta medida, subraya que la ilustración siempre es una aportación de la imagen, no es sólo una réplica en imágenes de lo que propone el texto. Complemento y ampliación entonces, la imagen que cierra el sentido del texto y el texto que cierra el sentido de la imagen. Y en ese camino para cerrar esta conversación, se reconoce no sólo la técnica sino la centralidad del capital cultural de los ilustradores que, y desde donde construyen las ideas a comunicar. El texto resulta el punto de partida, pero no es suficiente para plasmar las decisiones que cada ilustrador imagina desde su propia mirada. Espejea en otras ilustraciones, otros textos, otras soluciones, es por ello que la recuperación de las voces que se agrupan en Palabras de Ilustrador, resultan no sólo útiles para los ilustradores en formación, recordemos que el texto deviene de la producción colectiva de una cátedra en la universidad de Buenos Aires, sino también por un público lector amplio que descubre las artes de un oficio, que es todo menos improvisación. Arte y comunicación para convertir ideas en conceptos y los conceptos en imágenes; la ilustración como comunicación.

 

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