Al margen

Del autor al lector, sin escalas

Imagino un grupo de oyentes asintiendo cada una de las afirmaciones que realiza Xiluén y otro grupo preocupado, asumiendo que su papel en el campo está amenazado, cuando no condenado. Es evidente el conjunto de ganancias, plataforma y modelo de negocio garantizan la inversión, las apuestas editoriales, el uso de recursos, revivir el catálogo, mantenerlo vivo, combatir la caducidad, apuntalar desde allí la bibliodiversidad tanto como disminuir el impacto ambiental de la producción editorial; constituyen, todos ellos, argumentos suficientes para reconocer y apropiar nos del modelo del modelo a la carta.

Pero como insinuamos previamente la indiscutible racionalización, también entraña costos, desaparición de intermediarios, puestos de trabajo, afecta también formas de hacer. La posibilidad de la producción, distribución y consumo a la carta desembocara, tarde o temprano, en la desaparición de todos los intermediarios; del autor al lector, decíamos, sin escalas.

En esta línea o quizá extrema pero ya concreta, los costos no solamente entrarían en la supresión de oficios y puestos de trabajo, también aquello que los procesos editoriales aportan en tanto en curaduría, selección y jerarquización, y los espacios de encuentro de encuentro con los libros, las librerías con sus autores y otros lectores; la librería como es el lugar que se abre al descubrimiento el ir por un libro y salir con otro u otros, por supuesto. No obstante, y más allá de estas dos caras de la misma moneda, pros y contras del modelo bajo demanda este acentúa lo que ya era imprescindible, comunicar la existencia del libro a aquellos a quienes interesa.

El modelo bajo demanda requiere, como subraya Xiluén, una estrategia de comunicación, que permita libro en genérico y a cada título en particular hacerse un lugar entre la desbordante oferta de contenidos, decía Sofía al principio de la entrevista que el desplazamiento del medio al contenido se ha consolidado, la pandemia y la saturación de la oferta aceleraron el paso del campo editorial hacia la producción, distribución y consumo bajo demanda, pero esta celebración como bien dice Xiluén no ha ido homogénea, describiendo así los destiempos de una industria que está obligada a formarse.