Blanco y negro

Cuba: edición y nostalgia

Dos encuentros afortunados tuvo Sofía en Cuba y a cada personaje le voy a dedicar un breve comentario enmarcado en tres grandes rubros: edición, diseño y autor. Armando Cristóbal, es un escritor que ha desarrollado una carrera similar a la que tuvieron muchos escritores mexicanos hacia bien entrado el siglo XX, en el que se mezclan, la experiencia diplomática, periodística y cultural, imbricadas en la historia editorial de cada país. La experiencia autor-editor, en un circuito que se retroalimenta, ha sido fundamental en el proceso de la revolución cubana, como lo fue en el México postrevolucionario antes de que los parámetros del marketing lo dominaran todo, incluida la política. 

La experiencia de Armando Cristóbal, también resulta importante para la audiencia mexicana para entender cómo opera la censura en Cuba, pues nos ayuda a poner el fenómeno en un contexto, digamos, justo. Hay censura, sí, en efecto, de hecho él mismo fue objeto de censura, pero se magnifica sobre todo en el exterior; censura, además, que existe en otros países disfrazada con otros nombres. 

Ahora hablemos del diseño y de Rafael Morante, sus portadas de libros, sus carteles, están vinculados a una estética en la que el aspecto creativo tiene mucho más peso, su compromiso con la revolución cubana, a pesar de su origen español, ha sido absoluto, quizá por la manera en que lo marcó la guerra civil de su país.

Se trata de un diseño que de alguna manera, parte más bien de la carencia, pero entendamos ésta, como el medio que obliga a diseñar la mejor propuesta posible, con los menos recursos posibles, muchos de ellos tecnológicos, y a veces, en el menor tiempo posible. Quizá por su relación con su esposa, que es una reconocida editora, a Rafael también hay que reconocerle la preocupación por transmitir a los diseñadores el gusto por la cultura y el conocimiento de las obras que se van a traducir a imagen a través de la portada o el cartel.

Otra faceta de Rafael Morante1, es el reconocimiento al papel que juega el editor en la traducción al libro de la obra; entre el autor, el diseñador, el fotógrafo, está el primer vínculo esencial en ese proceso de traducción que es el editor, cuyo papel, en muchos países, es poco reconocido.

Por último, quisiera finalizar con una reflexión un tanto personal: Armando dice que si un marciano viene a la tierra y nos ve, diría: “me voy y no vuelvo”2, es altamente probable que así fuera, sin embargo, a mí me pasa al revés con estas charlas, hace muchos años fui a Cuba y ahora que escucho esas experiencias tan cercanas, me dan ganas de regresar. 

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1 Cuando grabé la cápsula le cambié, indistintamente, el apellido o el nombre a Rafael Morante, sirva esta apostilla para ofrecerle una sincera disculpa.

2 El par de entrevistas aparecidas en esta emisión fueron grabadas en vivo con mucho ruido de fondo. Por esa razón es altamente probable que el fragmento que alude a los marcianos con el que cierro mi colaboración, se haya omitido durante la edición en las charlas sostenidas por Sofía con los cubanos. En función de la primera nota le ofrezco la segunda disculpa a Rafael si el fue el autor de esa simpática frase, o bien a Armando a nombre del equipo por la omisión. Es necesaria esta aclaración para los escuchas y de paso a los marcianos para que si nos visitan, no se regresen.

 

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