Blanco y negro

Cuando se abre mucho la oferta editorial

El trabajo que realiza Comunicarte, me gustó. Aunque confieso que me causó extrañeza por tener líneas editoriales tan divergentes, libros de lingüística, sociología, pero también de literatura infantil y premios internacionales de literatura juvenil. La visión de conjunto era de un bosque con muchas ramas, algo diferente a las llanuras que cubren amplios territorios de Argentina y Uruguay. ¿Qué hacía con el mismo sello editorial un libro de lingüística especialidad de honda profundidad al lado de un libro infantil ilustrado? Algo no me cuadraba. Venturosamente en esta entrevista descubrí también la agudeza de Sofía a través de preguntas muy oportunas, el proyecto de Comunicarte comenzó a cobrar sentido para mí. El éxito de esta empresa se debe que fue un proyecto que rompió con el paradigma de la centralización, todo pasa por Buenos Aires; otro acierto fue que las carencias que vivió Karina de niña, en su experiencia lectora se hayan sumado más tarde con la edición de libros fantásticos de literatura infantil. 

Cuando Sofía le preguntó a su interlocutora que cuáles consideraba sus virtudes y cuáles su defectos como editora, se reveló otro aspecto interesante, lo que aparentemente es un defecto “querer tratar de publicar todo y ofrecerle espacio a la mayor cantidad de autores dignos de ser publicados”, podría ser en ciertos casos ¿por qué no? Una virtud. Comunicarte nos demuestra que hay otros modelitos diferentes al de la centralización y de la hiper-especialización que también funcionan en el mercado de la edición independiente.

 

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